jueves, 25 de abril de 2013

Prêt-à-porter



Hola, querida gentusilla. Tras varios meses desde que publiqué la última entrada y tras recibir cientos…miles…MILLONES de cartas de fans enloquecidos porque querían que actualizase ya el blog, vengo a satisfacer sus deseos. Llevo varios días pensando sobre qué hablaros, y hoy, mientras filosofeaba en el váter leyendo la etiqueta del champú en portugués (eu falo muito bem português) he tenido una revelación como las de Fátima: quiero hablaros sobre algo que he llamado películas "prêt-à-porter”.
Es decir, películas creadas exclusivamente para sacar dinero en taquilla. De esas que protagonizan Mario Casas (“3 metros sobre el cielo”), Ryan Gosling (“El diario de Noa”), Channing Tatum (“Querido John”), Josh Duhamel (“Un lugar donde refugiarse”, la más reciente) y demás engendros de gimnasio. Chicos, chicos, chiiiiicos… sabemos que la mayoría de vosotros estáis un poquito limitados a la hora de actuar, pero no es cuestión de rebajarse tanto. Puede que os digan que estáis haciendo un papel súper profundo y que éste os va a lanzar al estrellato, pero al único sitio donde os va a lanzar es a las carpetas de las adolescentes hormonadas de medio mundo. Sois meros objetos sexuales, abdominales que quedan bien en pantalla, hormonas sudorosas con cuatro frases mal escritas. Eso sí, en cuanto a la chica, no es ni objeto sexual ni nada de eso, es un objeto, sin más, que está ahí porque para que sea una comedia romántica tiene que haber dos protagonistas, que sino…
¿Y qué decir del argumento? Algunas películas, lo asumo, podrían tener buen fondo, pero su meta comercial lo impide y todo se queda en la típica trama ñoña y empalagosa que está prohibida para diabéticos.
Yo soy de los que piensan que el cine es un modo de expresarse, de representar los sentimientos del director o del guionista, de emocionar y entretener al espectador, un modo de arte. Y estas películas son contrarias a eso.
Vosotros diréis: “¿Qué problema tienes? No vayas a verlas y listo”. Vale, no voy a verlas, pero es que me fastidia que sean las únicas películas que va a ver la gente, cuando hay otras muchísimas mejores, sin abdominales, sin tramas nauseabundas que se mueren de asco en taquilla por no ser comerciales. Y eso es realmente injusto.
¿Y por qué “películas prêt-à-porter”? Porque son películas con una estructura fija cuyas piezas van cambiándose por otras para no estar lanzando al mercado la misma película todos los años, aunque eso sea lo que hacen.
Desde aquí hago un llamamiento para que dejen de hacerse estas películas, para que se apueste por películas de calidad. Y os animo también a que comentéis aquí abajo qué os parecen este tipo de películas, si estáis a favor de ellas o en contra o también podéis apuntar la lista de la compra, que no siempre se tiene un papel a mano y luego vienen las lamentaciones cuando os sentáis en el trono y veis el tubito de papel higiénico acabado.